miércoles, 22 de abril de 2015

Rosal










No sé qué pretendo cuando sé que las espinas me rodean...
Lentamente no puedo escapar de todo lo que puede hacerme daño, pero sí elegir con qué arma herirme. Elegir con qué puedo sangrar menos, que puede doler menos. Aún sigo herida y descompuesta 
de las mil luchas anteriores, casi puedo respirar 
aquellos días en lo que no veía más que heridas. Ahora que todo parece difuminarse con el tiempo... Vuelvo a sentirme dudosa y un poco más débil que antes. Puede que tenga que ver con el hecho de entregar mis ganas. Un rosal precioso y de olores intensos. Me encuentro en el centro sin casi ninguna salida, porque mis soluciones 
no son aquello que esperaba y porque mi corazón sale a flote con 
la pasión aún sangrante, aún palpitante. Y decido herirlo un poco más, aún sin saber si me acariciaran los pétalos o seré una rosa más entre tantas espinas. La debilidad me corroe cuando no hay seguridad de salvación.

Y solía denominarme valiente. Valiente en todo aquello que dirige mis ganas de sentir y vivir el amor más puro. Ya no estoy segura de que este término me defina.

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