domingo, 20 de noviembre de 2016

9 minutos.

Los dos gatos más simbólicos
las entrañas dibujan esa silueta, esa desconfianza y esas garras.
¿Cómo se expresa el dolor de un amor ?
¿Cómo podemos creer que esa pena es real cuando no se sabe ni siquiera si el sentimiento ha existido, o si ha sido una pequeña alucinación, un pequeño paréntesis sin más explicación?


La piel, es lo que duele.
Ese tacto característico y esas miradas que se esconden 
debajo de la cama a modo de recuerdo.
Y me mueve el suelo, me desarma las paredes y mis ojos se empapan sin quererlo.
Porque aceptar ciertos sentimientos enterrados nunca ha sido fácil.
Los tiempos no dejan de endurecer al amor.
Corre y corre, se alejan de mí los versos más sanos para llegar a recordarte.
Puede que desaparezcan porque ya he sentido y dicho todo lo que podía llegar a sentir.
Y si los labios tienen nombre a pesar del tiempo, la incógnita cobra vida.
Mis labios siguen sellados.

Y el dolor característico de una ausencia
y mi llamamiento a tu piel, a tus caricias y a esos ojos.
Y me derrito entre tanta locura, me hago pequeña y te canto con todo mi corazón, quizás en algún momento se llegue a oír, quizás en algún momento las notas te iluminan el día,
y con eso me bastaría para hacerte feliz. 

Y las esperanzas de que fluya el sentimiento puro sin tiempo, 
sin apariencias, sin más que una cama, una luz y piel. 
Esas esperanzas se disipan con cada parpadeo, con cada uno de los suspiros.
No se recupera la vida, la magia, ni los besos.
La esperanza no es eterna y a mí me abandona con cada lágrima nueva, con cada amor delirante que muestra no ser más que una leve sensación de alegría.

Y envejezco viendo como se evapora cada resto de esperanza
 en mi cuerpo, sintiendo que nada más podrá remover mis días, mis ojos y mis noches.







[El amor ha pasado de "moda".
Lo real no está a la orden del día.
Sentir de verdad y creer en cada uno de los sentimientos que abordan el corazón creo que es la manera más sana y destructiva de vivir.
Porque este sentimiento siempre ha tenido los dos extremos y es una manera increíblemente hermosa y destructiva de vivir y morir en el intento]

martes, 15 de noviembre de 2016

Cura

Asimilo y me recompongo al mismo tiempo en el que sufro y 
no dependo más que de un cuerpo que ya no existe, es fantasía.
Y se depende de la nada para poder sonreír una vez más con sinceridad.
Y tapando los agujeros y quitando el polvo sin más. 
Lloro a veces, otras no.
Me voy curtiendo con los años pero sigo sin comprender muchas cosas.
Y me duelen las entrañas si no puedo evitar la tragedia.
Se me saturan las arterias cuando no puedo decir todo 
lo que quiero, me hierve el alma cuando te alejas.

Y la distancia se hace más y más presente en mis días.
Como siempre, mi buena compañera decide no abandonarme.
La agonía indescriptible de esperar el día en que nos veamos,
en esperar que todo vaya bien, que no nos distraigan 
los sonidos externos, ni las miradas perdidas 
cuando se sellan los labios de dos amantes heridos.
Y sin retorno pasan los días y mi espera se alarga...

Curar mi alma, mi corazón y mis maneras.
Curar mis manos, mi cuerpo abandonado y mis suspiros con esa esencia.
Y los días siguen lentos mientras no me extrañas.
Mientras tus manos no piden las mías 
y tus labios no necesitan el oxigeno que los llenaba.

No existe en mí lo efímero.
Cuando se trata de amar, lo más oculto conforma 
la eternidad del sentimiento puro.
De la mirada sincera, de la confianza eterna de una cama 
compartida por dos cuerpos que sin más que un gesto,
 pueden crear cientos de universos.


[El juego de la escritura revive cada uno de los recuerdos para hacerlos brillar y dejarlos a buen recaudo entre el tiempo y las noches]