domingo, 24 de agosto de 2014

Un sol.







Momentos de lucidez que te inyectan pasión a ratos, cuando no lo esperas.
Viene como un torbellino de energía que te repleta el cuerpo y lo paraliza
despierta la mente y los sentidos.
Respiras para asimilar todo lo que quieres llegar a conseguir...
resguardas las ganas de caminar por el mundo y dejar pequeñas huellas en el camino
para no parar de aprender nunca, para no dejar de sentir la tierra en tus pies, el aire en tus pulmones 
y la luz cegadora del sol cada mañana.

Energía volátil dispersa y continua
que te lleva por un sendero de ideas que pretendes que lleguen ya.
Con una noche bastaría para acomplejar a las estrellas.
Con un giro de ideas, con una mañana inspirada.

La juventud es lo que tenemos
y las cadenas lo que nos retiene.

Sostenidos en un camino que nos condiciona
cuando con una mochila y la mente podríamos ser capaces
de hacer girar más rápido la tierra.
Cargados de fuerza vamos cambiando lo que podemos
llenando de conocimiento lo que esperamos perpetuar.

Cuando el horizonte se hace pequeño a los ojos de un gigante.
Cuando la esperanza se convierte en algo cercano proyectamos el alma más allá de lo simple.

Somos lo que se nos permite, llegamos a conseguir pequeñas versiones
blandas de lo que podemos y queremos realmente ser.

Ojos llamativos ocultos bajo una gran vertiente de modas
de imágenes erróneas de felicidad.
Un cargamento de pisadas, de tacto inequívoco
de rostros insignificantes.

La libertad a escasos centímetros,
la libertad bajo precios, la creatividad expuesta y manipulada.
Una casa, una ciudad que se encoge ante tantas ideas,
ante tantos ideales.
Cuando el mundo está a tus pies...cuando se supone que podemos cambiar lo que queremos.

Ideas preconcebidas que no son reales.

Lo real es hacerlo, es conseguirlo, es perseguirlo, es cambiarlo.

Sin fronteras esto sería tan increíble, tan flamante de belleza
y de sabiduría, que todo nos llevaría a más.


Una realidad utópica bajo pensamientos reales (?).

miércoles, 20 de agosto de 2014

Espejo de ojos cerrados.







El aire es asfixiante y la cabeza no se logra despejar.
Me gustaría abandonarme ahí, en medio del viento y la tranquilidad del sonido.
Ese sonido que no deja que escuches ninguno de tus pensamientos.
Un instante que ayuda a ventilar más lo que vemos día a día.
Lo que nos intoxica hora tras hora.

Para no hablar de ti ni de mí.
Para no hablar de nadie en concreto.

Todas mis arterias llenas de luz y madrugada
mis aromas se escapan entre tus oídos y mis labios cuando hablan lento y ya desganados.
Por todo lo que no he hecho, por todo lo que deseo hacer y el tiempo se me gasta
entre tu tacto, entre tu escasa poesía y mis suspiros, mis punto y coma.

Sin vocablos que sobren en un encuentro inesperado y desesperado
donde el tacto se desea y donde la voz es parte de un horizonte pasional y peculiar.
Sin aire, me dejas sin piel, ni pensamientos
eres tan impactante que ni mis mejores escapadas, pueden dejarte fuera de 
mi campo de inseguridad ya construído.


Soy difícil de comprender, tú quizás un poco más.


[Una luna más mordiendo tu piel]





























lunes, 11 de agosto de 2014

00:52

Un movimiento deseado 
ante unos ojos inesperados
unas palabras que definen los días
unos rayos de luz que calman los poros
cuando no lo esperabas.

Es natural ese movimiento 

en tu sonrisa.
Es natural ese escalofrío al respirar...
cerrar los ojos lentamente
apretar los dientes, 
asegurar un suspiro al universo.

Una luna más con deseos de lo que no tenemos,

cansancio de lo que poseemos...
y una libertad que nos cuesta la misma soledad.

Aquellos ansiosos por retrasar lo que llega

cuando suele ser más novedoso de lo que esperamos 
lo que conocemos y aceptamos.

Susurra en mi espalda, 
araña mis sueños con tus pupilas, 
desmarca mis ganas
y reinventa mis canciones.

Puedo dejarte, puedo odiarte, puedo permitírtelo, o no.








lunes, 4 de agosto de 2014

Una entrada que no es una típica cosa rara. Fin.

Vamos a dejar las estupideces, las cosas nunca ocurren como esperamos.
Por ello nos llenamos cada día con una esperanza nueva 
con un desencanto podrido detrás.
Ni el amor es tan bonito como esperamos, ni el amanecer llega con tanta vitalidad como queremos.
Las decepciones llegan cuando menos las esperamos y de quien menos 
lo imaginábamos.
El dinero falta cuando más se necesita y la comida sobra cuando menos hace falta.
Siempre, siempre lo mismo. 

La vida es una putada, unos dicen que es un regalo
en realidad para muchos es todo lo contrario.
Una putada que te regala buenos momentos, sí.
Pero no por ello deja de ser una cagada, un truño lleno de purpurina como diría yo.

Nos componemos sin haberlo decidido así, de sentimientos lamentablemente.
Y eso nos complica la existencia incluso más que el propio y asqueroso dinero.

Nada suele llegar cuando lo esperas, puede que eso resulte a unos excitante 
a otros una puta mierda.

Esperas un beso, esperas una mirada, quizás una cita decente porque me la mereces
porque eres ese tipo de persona.
Pero claro, lo de esperar nunca es que haya dado mucho resultado. 
Sí, eso lo sabemos todos, todos sabemos la puta teoría, pero eso nunca pasa. 
Nunca hacemos caso a la teoría.

Al igual que las metas que nos planteamos en nuestras vidas...todo se hace esperar, y no llega como queremos.
Y si llega como y cuando esperamos se contrastará con una cagada en otro aspecto de la vida.

Pero, me centraré en mi pensamiento inicial.

He visto como millones de veces en las relaciones amorosas del planeta las tornas comienzan con un amor loco y desmedido por parte de dos.
Pronto alguien se despega y se cansa un poco (suele ser el chico) y la otra parte del pack se siente infravalorado/a y empiezan los celos y los controles.
Un tiempo después la segunda parte se cansa, ve la claridad de los hechos 
y le despeja el camino al cansado/a.
El cansado/a se alarma y da todo su mundo al otro, cuando a este ya no le interesa.
Y fin.
Esto puede pasar en diferentes periodos de tiempo pero sieeeeempre pasa.
Tarde o temprano.

Fácil demostración de que las cosas nunca suceden como queremos y esperamos y casualmente somos nosotros mismos quienes nos encargamos de joderlo todo poco a poco o de golpe, eso ya depende de la persona.

Y quizás muchas relaciones siguen vivas a base de resignación.
Y eso queridos, no es amor. 
No es ese puro amor extravagante y asfixiante que te llenaba en el primer mes besando ese cuello y queriendo hacer el amor en cada esquina sin importar la gente.

Obviamente estoy aportando una visión general, habrá excepciones y otras formas de verlo, como con todo. 
(No digo que mi pensamiento sea el correcto solo estoy aquí vomitando palabras, pero tampoco pido opiniones)
Eso si, descarto totalmente la versión Disney de todo esto.
Sobre todo porque hoy en día se es capaz de dejar pasar a una persona que te puede llegar a volver loco o loca, solo por ir detrás de un físico, una modernidad y un dinero que llaman más la atención.

Y así acabamos todos...jodidos, haciéndonos los fríos por las redes sociales y fingiendo que todo es jodidamente perfecto, cuando sabemos que un día a la semana se nos jode algo, o jodemos algo.

Gilipollas es el segundo nombre de todo ser humano sea por cosas como ésta, o por otras muchas que quizás me de por escribir otro día.


Bye Gnight.

sábado, 2 de agosto de 2014

Ella

Aporta cosas menos comunes
el resto se encuentra en bibliotecas...
no se detiene ante nada 
torbellino de sensaciones 
y dulzura extrema en amaneceres 
desintegrados en sus ojos.
Pocos llegaron a ver su realidad.
Suave fue el aroma que pudo 
enloquecer su mundo 
cerrado con candados apartados en la nada,
de una realidad desgastada.

Sábanas manchadas con pasado, una mirada
fría y seductora, con sed de novedad.
Ganas la delimitan al seguir los pasos 
de lo atrayente.
Pasarán los días,
sin que haya alguien que pueda atreverse 
a intentar descubrirla.
Su soledad quizás atormenta al resto.
Puede que la apariencia engañe más de 
lo que esperaba, aún así sigue cómoda 
en su burbuja, en su vida sin aromas extraordinarios.

Esas sensaciones ya han tenido cabida en sus manos, en sus ojos.
Ya no queda lugar para más.





Por lo menos hasta el próximo viaje a la luna.