martes, 26 de junio de 2012

Madrugadas enredadas.





Encerrada en mis errores, en la música y en la soledad,
amiga de mis lágrimas ocultas.
Conocida, desconociéndome por momentos.
Deseo de comprender, de navegar en tus ideas 
y entender tus locuras.
Cansancio quizás de mi, quizás del mundo.

Días similares aguardan en atardeceres especiales.
El cambio persiste en mi corazón,
tal y como sus palpitaciones,cada segundo diferente.
Cada esperanza fugaz.
Cada pensamiento se enreda por segundos.

La razón es ya intermitente en mis horas
aveces se ausenta y me hace creer loca.
Mirada perdida en cualquier lugar 
donde no se me inunde a supuestos..

Camino, respiro y observo. 
El tiempo debería de pararse para cuando se necesita realmente.
La soledad es paz dosificada y libre de locura.

[Necesitamos pautas para no sentirnos perdidos entre la gente. Es triste y a la vez cierto..]

Noches estrelladas.










No estoy segura de cuáles son mis pensamientos ahora mismo..

No veo nada con claridad, o veo demasiadas cosas claras y las anulo sin querer.

Esta noche es perfecta para dar un paseo y respirar diferente.
La visión cambia, dependiendo del lugar y su luz.

Observo desde el exterior el giro de las cosas.
Me ausento y no introduzco las linternas en mi pecho..
Nada me afecta demasiado y todo se mueve sin remedio en mi ausencia.

De las pocas cosas que me entusiasman en este momento
una de ellas son los paseos nocturnos que reescriben 
versos increíbles.

Una ciudad dormida, no hay presión, no hay dolor ni ruido
que cubra la naturaleza viva, el silencio, la ausencia y la soledad.

La lejanía, los obstáculos, todo desaparece y se desvanece
en la madrugada oscura y silenciosa que permite volar, volar
mis sueños y mis esperanzas.