lunes, 15 de junio de 2020

D




Aquí me encuentro intentando comprender la poesía, 
como si no la conociese, como si no la hubiese 
experimentado con anterioridad. 

Aquí me encuentro intentando formar metáforas
 y versos que puedan tener la capacidad de describir todo aquello 
que recorre mi cuerpo cuando mis ojos te ven. 

Vuelvo a retomar el origen y la inocencia. 
Neruda y Sastre me ayudan a poner palabras 
a todo lo que me condiciona cuando estoy cerca de ti. 
Quizás es tan extraña la sensación de vida en mis extremidades 
que no consigo con gran éxito reflejarte en mis líneas. 

Impredecible, fresco, constante, 
inspirador, cálido y tierno. 

Eres sin querer la respuesta a muchas de mis preguntas. 

Hasta hace unos días no sabía poner palabras ni definir 
lo que ocurría en mi cuerpo cada vez que estabas cerca. 
Yo pensando que no quería eternidad ni caricias, ni compromiso 
ni miradas, ni piel, ni responsabilidad. 

Y tu me mirabas desde lejos, con una sonrisa a medias. 
Tirando abajo cada uno de los muros que construí 
sin quererlo y sin saber que lo hacías. 

Tu mirada me busca y me protege
y yo no quería encontrarme con ella, 
no hacía más que huir. 
Mientras tú no hacías más que encontrarme...
Y sin más preámbulo mis ojos se ataron a los tuyos. 
A tus pecas y tus labios. 

Has sido una constante variable en mis días.
Un amor inocente que no ha dejado de encontrarse. 
No hemos tenido y quizás no habrá oportunidad. 
Quizás tendré que conformarme con vivirte en sueños. 
Con imaginarte como tantas veces he hecho. 

Casi he llegado a saborear tus labios, 
casi me he atrevido a coger tu mano. 

Cruel y soberana coincidencia... 
El tiempo corre y mis ganas no desaparecen. 

Nada es tan difícil como aprender a aceptar 
lo que tu corazón demanda. 

Y yo no hago más que esperar(te).
Sin que lo sepas. Sin decirlo en voz alta. 
Porque a veces, todo lo que no se dice gana mucha importancia. 
Porque a veces no hace falta decir, sino sentir.
Porque sabes que mis labios te buscan... 

Y yo se que mi piel tendrá que seguir a la espera 
que tu mundo está girando a otra velocidad 
y que no tengo lugar entre tantas expectativas. 

Y aún así sigo sintiendo esa espina, 
esa espera y esas ganas entre tu y yo.