viernes, 22 de enero de 2016

27


Me descompongo con la rabia hervida entre el día a día. 
Pasos en blanco y respiro sin buscar salida.
Mientras la gente dormida encuentra otros caminos
me revelo y me levanto entre un verso y la nada.
Respondo a mis propias preguntas con cada acción ensangrentada
dibujo mis paneles y convierto letras en acciones.
Da miedo mirar la luz, cuando los ojos no se acercan.
Abro las alas cada cierto tiempo sin terminar de caer… 
Recibo más de lo que doy, volando con el miedo 
derroto fantasmas día a día entre las sábanas, 
retumba en mi cabeza como aquella lava volcánica…
Y sin más me descompongo me derrito y luego regreso 
reduciendo todo y nada a la palabra verbo.
Alas traslúcidas y pegadas a mi espalda. 
Me hacen ser quién soy cuando creo que no soy nada.
Una meta me persigue me corrompe y me estropea, una meta de muerte cuando los sueños son los que flaquean.
Mi corazón amordazado guarda un millón de imanes, un millón de acertijos y un millón de ingenuidades.
No me basto en un segundo, no puedo seguir caminos. 
Me inmovilizo ante lo estúpido y me corrompe lo establecido.
Vivir con miedo en una jungla mientras se rompen mis alas, con fuego me despierto 
pálida entre tantas paredes blancas.
Meta lejana e indecente que ronda entre mis pálpitos
comienza un nuevo bucle…
Un nuevo sentimiento aterrado.
Desordenando el tiempo entre mis papeles rotos,
cuelgo las lágrimas en mi pecho para forjar mi eterno escudo
para poder volar sin miedos con estas alas rotas.