Sigo descodificando mi alma.
Mis razones y mis pasos.
Arraigo en mí la experiencia y el dolor,
el aprendizaje y el aroma.
No permitiré más juicios.
No cargaré en mis hombros
con demonios que no me pertenecen.
Por mucho que los ame.
Conozco mis fronteras
aunque tú creas que no hay líneas.
No pretendo ser mano de cuna
ni llanto vacío y solitario en la noche.
No quiero ser ausencia, ni dolor, ni frío.
La vida es mucho más que todo eso.
Por muy extraño que pueda parecer...
Se calma el latir y la incertidumbre con arte,
se calma el pulso y la sed con melodías,
todo aquello que nutre el alma,
todo aquello que me construye desde que tengo conciencia.
Me falta arrancar la voz y pisar bien fuerte,
sé de mis carencias
y sé de mis espadas.
Soluciones con teoría muy amable
una práctica muchas veces imposible.
Canto al viento bien fuerte
para que acoja la danza.
Escribo y describo
para no dejar dormir el alma,
para sanar y recomponer.
Una sanación completa entre el arte
el amor, salitre y luz.
Buscaré el camino,
encontraré el sendero.
Llevo años queriendo llegar a esa cascada
y simplemente observar y respirar
para no dejar de sentirme viva.
Para no dejar de extender las alas.