domingo, 19 de noviembre de 2017

Cubos y piratas






Llegaste sin preguntar...
Casi sin avisar, en un segundo caí en tus ojos. 
En el siguiente movimiento estaba hipnotizada.
Como las serpientes por la melodía, 
como un perro mirando burbujas en el aire.

Tus manos y los cuerpos, 
la tranquilidad y la confianza creada en un día,
 a través de el azul de tus ojos
y el rojo de mis latidos. 

Naturalidad entre sábanas 
libertad apresada en los labios 
y el tacto mágico entre mi música
y tus ojos. 
Y es que, esos ojos...

Suavidad y leve pasión que descoloca cada una de mis partes,
las libera entre amor y ternura, 
entre las manos perdidas me coges y me acostumbras, 
me derribas y deshaces 
como si tuvieses la clave para entrar.
Para quizás no volver a salir.

Esa libertad completa en la que nos enredamos 
en esa libertad incompleta de sentirte a ratos.

Es la luz que no encontré, que no aprese. 
que solo observo en la distancia
como el mejor oasis que me he encontrado 
entre tantas realidades.

Sanas, amas, escuchas y tratas.
Hace mucho que no había tesoros de este calibre
así vuelve a la vida el amor.
Amor de mil formas y maneras
amor entre guiños, manos atadas y abrazos completos.

Curaste sin quererlo, 
regalaste esperanza cuando solo intentabas sacar una sonrisa
las heridas han sanado un poco más rápido gracias a tus ojos, 
la mirada sincera y las risas más puras.

La poesía la pongo yo.
Te escribo en la espalda todo aquello que no quiero olvidar.
Te reservo la arena, las olas, salitre y mucho paraíso.
Te reservo mi espalda, mis clavículas y mi debilidad.
Siendo tú el que tiene la llave para todas esas claves, 
reservo nuestra libertad.
La guardo tras los abrazos inesperados 
y las palabras que me abrieron a tu realidad. 

Sentir.