Momentos de lucidez
que te inyectan pasión a ratos, cuando no lo esperas.
Viene como un
torbellino de energía que te repleta el cuerpo y lo paraliza
despierta la
mente y los sentidos.
Respiras para
asimilar todo lo que quieres llegar a conseguir...
resguardas las
ganas de caminar por el mundo y dejar pequeñas huellas en el camino
para no parar de
aprender nunca, para no dejar de
sentir la tierra en tus pies, el aire en tus pulmones
y la luz cegadora del sol
cada mañana.
Energía volátil
dispersa y continua
que te lleva por un
sendero de ideas que pretendes que lleguen ya.
Con una noche
bastaría para acomplejar a las estrellas.
Con un giro de
ideas, con una mañana inspirada.
La juventud es lo
que tenemos
y las cadenas lo
que nos retiene.
Sostenidos en un
camino que nos condiciona
cuando con una
mochila y la mente podríamos ser capaces
de hacer girar
más rápido la tierra.
Cargados de
fuerza vamos cambiando lo que podemos
llenando de
conocimiento lo que esperamos perpetuar.
Cuando el horizonte
se hace pequeño a los ojos de un gigante.
Cuando la
esperanza se convierte en algo cercano proyectamos el alma más allá de lo
simple.
Somos lo que se
nos permite, llegamos a conseguir pequeñas versiones
blandas de lo que
podemos y queremos realmente ser.
Ojos llamativos
ocultos bajo una gran vertiente de modas
de imágenes
erróneas de felicidad.
Un cargamento de
pisadas, de tacto inequívoco
de rostros
insignificantes.
La libertad a
escasos centímetros,
la libertad bajo
precios, la creatividad expuesta y manipulada.
Una casa, una
ciudad que se encoge ante tantas ideas,
ante tantos
ideales.
Cuando el mundo
está a tus pies...cuando se supone que podemos cambiar lo que queremos.
Ideas
preconcebidas que no son reales.
Lo real es
hacerlo, es conseguirlo, es perseguirlo, es cambiarlo.
Sin fronteras
esto sería tan increíble, tan flamante de belleza
y de sabiduría,
que todo nos llevaría a más.
Una realidad
utópica bajo pensamientos reales (?).
No hay comentarios:
Publicar un comentario