domingo, 12 de abril de 2015

Todos idiotas.





Tener ese continuo miedo a respirar,
navego entre las retinas de tus ojos y mis labios 
desesperados por la mentira.
Deseo y furia que me adormecen entre 
la intensidad de lo que ocurre...
y puedo recorrer aún tu cuerpo con mis manos 
pensando en todo lo que no quiero,
en todo lo que me aterra cuando vuelvo a la vida.

La mirada atenta
los pasos felinos
silencio y caza.

Porque siempre un corazón acaba por parar.
Porque siempre unas palabras no son más que eso.
Calmados mis sentidos me dispongo a cerrar el altar.
Ese donde se han ridiculizado mis escritos y mis secretos,
donde me he reído de mí misma y de todos.

Te borro con cuidado
para volver al bucle eterno, 
ese en el que siempre nos encontramos.


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