Analizando todo lo que nos
ocurre a lo largo de nuestra vida, hacer un balance positivo o negativo es algo
de lo más normal. Pero ¿qué ocurre si al hacer ese balance te das cuenta de que
ha habido muchos momentos malos, muchas cadenas ancladas aún? Recuerdas que lo
que se intenta hacer con la realidad es adornarla, perfumarla, esconderla y
maquillarla...
En el continuo día a día
vivimos alienados con lo que se supone que debemos tener, hacer y cumplir.
Hacemos lo que se nos da aprendido, pero al final si al llegar a casa acabas
llorando entre las sábanas es que algo no va del todo bien, ¿no?
Y vuelvo a la reflexión
inicial... ¿ser extremadamente consciente de todo lo que te ha ocurrido a lo
largo de la vida es bueno ? Se debe ser consciente de que los recursos, las
ganas y la fuerza, pueden ir desapareciendo por el camino.
Al final sin quererlo, los
bucles se repiten y dejan sombras, recuerdos, vivencias que dependiendo del
individuo tendrán un peso u otro.
Y juntando todo este tipo de
circunstancias, sin entrar en muchos detalles con nadie, sin darte cuenta estás
en un pequeño túnel, ese que ya conoces.
El túnel es la clara metáfora
a la depresión y/o la ansiedad.
Estos dos elementos te
adentran en ese túnel y te llevan a reflexionar sobre un millón de cosas.
Si eres de los que llegan a conocerse lo suficiente como para aprender a salir
del mismo, eres una persona con mucha suerte.
Yo me considero una de esas
personas con suerte porque he salido de ese túnel o de ese agujero negro un par
de veces a lo largo de mi vida, he luchado contra unos tipos de pensamientos
que a mi parecer son claros, realistas y dolorosos.
Aceptar y asimilar que siempre
volverá esa sensación, recordar cómo curar las heridas, cómo no derramar más
lágrimas de las que debo.
Todo al final se basa en la
fuerza que puedas tener en ese momento y en aceptar y asimilar las sensaciones
que no paran de venir. Sean positivas o negativas.
La vida cansa amigos.
Alguno se escandalizará al
leerlo, pero sí.
La vida cansa. Repetir el
mismo dolor en distintas etapas, cansa.
Ver como evoluciona la
sociedad y el mundo en general tampoco ayuda a no acabar harto de todo lo que
queda por venir.
Gente envenenada por todos los
lugares y el amor cada vez más muerto.
Y cuando eres tan tan tan
tremendamente consciente de todo esto, llegan las ganas de dormir y dormir y
dormir y dormir.
Por lo menos a mí me pasa de
esta manera, me deprimo pierdo toda energía y solo me apetece dormir para estar
ausente todos los días que sea posible y necesario.
Pienso en las cosas que tengo
que hacer, que quizás la semana anterior me apetecía mucho, pues en ese momento
ya no. Me niego a hacerlo, no quiero, no me apetece. No me apetece nada.
Me encierro en mis cuatro
paredes y el resto del mundo se puede ir a paseo.
Esto ocurre siempre en el
momento en el que más necesito de personas.
La lógica está presente solo
por momentos cuando te encuentras en el túnel, eso es lo más peligroso.
Y es la lucha constante del:
¿valdrá la pena seguir viviendo bucles? ¿seguir sacando fuerzas?
Porque a pesar de conocerte a
ti mismo y de tener claros los límites, las dudas siempre están ahí, los
momentos malos volverán y la esperanza también.
Es de valientes reconocer toda
la mierda que nos rodea, ser del todo consciente aunque nos mate un poco por
dentro.
Es de valientes salir una y
otra vez de un túnel que no sabes si acabará cuando lo empiezas.
Hoy hablo de esto porque creo
que es algo que ocurre a mucha gente, son sensaciones muy comunes en realidad.
Parece que a los ojos de muchos es un tema tabú, o el comienzo de un tema
tabú.
Para mí no lo es.
Reconocer todo lo referente a
estos temas me parece algo importante. Se tiene que poder decir lo que
realmente pensamos, a pesar de asustar al de al lado, a pesar de crear alarma o
de correr el riesgo de que te llamen loco o suicida.
Se tiene que enseñar a
expresar lo que sentimos y también a pedir ayuda cuando lo necesitamos.
Creo que se avanza mucho en
numerosos ámbitos de la sociedad, pero en otros todo se queda en un tabú, en un
rumor de pueblo, etc.
Enseñemos a vivir.
Hablemos de la vida y también
de la muerte, son las dos caras de una misma moneda y solo tenemos que dar las
herramientas (diálogo) para que las personas se decanten por una cara u otra. Y
está claro que el diálogo y compartir experiencias siempre puede darte más
fuerzas.
Si no fuese tabú la respuesta a la
vida es clara, aunque sigamos viviendo siempre entre un millón de dudas.
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