sábado, 29 de octubre de 2016

Virus

Combustión acelerada entre mis dedos
se deconstruyen los trozos de alma que aprenden a vivir.
Y las vueltas que no nos dan más que 
arrebatos, retorcidos los estómagos y las almas vacías.
Y sin poder mediar más que dos palabras antes de 
expulsar el desplante lento y forzoso...
La falsedad de los actos que se ha llevado 
más corazones y cabezas de las que pueden ser vistas.




Enfermos los tiempos pasados, enfermo el recuerdo e infectada la ausencia.
Lucho por desprender de mí un pasado maldito, un pasado lleno
 de nudos en el estómago,de dolores en el pecho 
de llantos que no dibujaban más que un final 
en negro sin créditos, sin agradecimientos.
Enferma y desquiciada, se intuyen los buenos momentos y 
me despierto en otro, quizás en varios tiempos, con otras palabras y experiencias.
Aprendiendo quizás de otro tipo de enfermedad.
Sintiendo otro tipo de caos en el cuerpo.

Y me curo para enfermar de nuevo, porque el amor te enferma, 
te rompe, te recompone, te hace entrar en un estado 
de locura permanente que no hace más que empeorar con el paso del tiempo.

Y enfermos los dos, llegamos a cerrar las heridas, o quizás es solo la distancia.
La distancia no hace más que ayudarnos a escapar de aquello que nos enferma.
El virus permanente taladra crea una sangre espesa y un dolor de cabeza constante.
Palpitante mi corazón espera un suspiro inquieto y tranquilo.
La cura no existe y cada día es una lucha continua con 
ese virus que te despedaza por dentro.
La distancia la mejor aliada y el orgullo un paso más adelante.
Las heridas sangran y el virus te mata y tú, tú no haces más que escribir.
Escribir a modo de desinfección, a modo de vacuna, a modo de antídoto.




"Te amo como se aman ciertas cosas oscuras, secretamente, entre la sombra y el alma " - Neruda


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