domingo, 1 de marzo de 2015

Una menos.


Nada como una dosis de realidad, para seguir con los pies en la tierra.




Seguir los pasos, olvidarme las fantasías por el camino
no comprendemos bien lo que es la realidad al separarnos de ella...
pero cuando vuelve duele,
retuerce, pero cura.
Reinventas el camino a base de pequeñas dosis de ella.
Te despiertan tras el tiempo que adormece.
Es caer y levantarte nuevamente
para reinventar los pasos.
Sacar todo lo que no sea correcto del mismo.
Duele perder, duele no poder soñar cada día.
Pero existen cosas peores.

El autoengaño tangible en cada persona,
la sonrisa filosófica y poco verdadera que recorre el tiempo,
despedaza mis esperanzas ante ti, ante cualquiera.

Mi realidad es no confiar en nadie.
Lo es y lo será.

Y miro con envidia 
la mirada de un soñador
la certeza de vida,
de felicidad y amor.
Pero no la creo, la creía cierta antes
pero ahora ya no existe.

No paro de intentar separar lo que mi realidad comprende
entre tantos actos de incomprensión sentimental.
Ante tantos secretos y tacto agradable.
Me miento y desmiento cada día un poco más 
y de manera diferente.

Una idiotez con nombres y apellidos
que me ciega una noche tras otra.
Hasta la siguiente lluvia de agua fría
que congele un poco más el corazón.

Ese músculo encadenado, oscuro
y palpitante que no me hace ningún caso
y que no para de despertarse y morir 
cada día un poco.

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