Suave mareo de la vida insana
de los pensamientos encubiertos
y flores en cada boca.
Descalzo mis tiempos en medidas descompuestas de soledad
todo se destruye a un espacio desesperado, atraído y perplejo.
De neón eres en mi alma.
Desesperas los pasos ahogados.
Sublime canto de sirenas
un enigma llevadero
una mente bendita, vacía de amor
y de ti
y de tu cuerpo maldito
eterno en el recuerdo sobre mis muslos fríos.
El calor en mis manos, detrás de una sonrisa.
Miradas, miles de miradas especiales en el estrecho de mi cuerpo
se despiertan sinfonías extrañas y llenas de agonías.
El cristal en mis manos se evapora
perdiendo el mundo que me ha herido
el cristal, de igual forma evaporándose entre
el viento y los recuerdos.
Calmamos el alma.
Azucaramos con los restos de los besos al corazón perdido
la cabeza desconcertante.
Un cuerpo con dueño, con amor y con deseos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario