domingo, 29 de junio de 2014

Esencia

Hace falta un lugar en el que liberarme, 
en el que destruirme y respirar hondo para volver con más fuerzas.
Este lugar no tiene miradores que puedan hacer de mí una mirada eterna sin miedos.
Suelo abrazar mi soledad, es un despertar 
continuo para las versiones de mí misma, 
para los escritos y para crecer con velas.
Crecer entre silencios y música.
Pero siempre existen esos días en los que se hace menos llevadera, 
en los que asusta y quizás tiene atisbos de melancolía.
Solo por momentos, cuando dejamos de ser tan débiles, 
cuando dejamos pasar lo que no queremos ver.
Un mirador con brisa de verano...
Donde se pueda observar lo diferente que camina cada individuo 
y lo perdidos que parecemos todos desde la distancia.
Desde donde la sociedad sucia y aplastante parece insignificante
ante un respiro, ante unas ramas que se lleva el aire con tu olor a frutas.
Con sabor a hielo.

Cerrar los ojos y olvidar el momento a veces cura más que mil terapias.
Guardo en buen recaudo mis sentidos y sus sensaciones,
no dejo avanzar más allá de lo que es debido el sabor en mis muslos 
ni la temible violencia de un recuerdo vago.

Los párpados pesan menos después de reconciliar las horas,
las palpitaciones, el cabello que no deja de tener movimiento..
movimiento que impide que te escuches del todo bien.
Movimiento con sonido a brisa y con sabor a libertad.

Este lugar puede ser perfecto con una salida para mis noches extrañas.






"Las pasiones pueden llevarnos muy lejos, o simplemente arruinarnos"

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